EL VIEJO PARADIGMA DE LOS PARTIDOS Y MOVIMIENTOS SOCIALES
Mientras que es probablemente correcto insistir, siguiendo a Mex Weber, en que no puede darse una definición sustantiva y esencialista del campo de la política, y que
todo intento de definir en general lo que designamos como “lo político” conduce necesariamente a un concepto instrumental formal (tal como regulación colectiva coercitiva, o soberanía territorial, o asignación autoritaria de valores), es posible, sin embargo, especificar qué cuestiones sustanciales están politizadas en cualquier coyuntura dada. Mientras que todo puede ser objeto de transacción política, no todo puede ser político al mismo tiempo. En cualquier política dada hay siempre un marco valorativo compartido relativamente estable y relativamente dominante por medio del que los intereses se reconocen como tales. En cualquier momento y en cualquier
sociedad dada, hay siempre una configuración “hegemónica” de los temas que, en general, se considera que merecen tener prioridad y ser tratados como centrales, y respecto a los que se mide ante todo el éxito y el progreso político, mientras que otros quedan marginados o se consideran como completamente “extraños” a la política. La teoría de la modernización ha tratado de construir secuencias de desarrollo en las que aparecen temas como construcción de la nación, ciudadanía, participación o redistribución, afirmándose que se desplazan del centro hacia fuera y de fuera hacia el centro de lo político ocn una cierta secuencia temporal.