Un sueño hecho realidad: Los 15 de La 15, un colectivo que acerca el arte a todos

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El Confesionario

Ray Zubiri

Estos días visité la Galería del Palacio Municipal de la ciudad de Puebla, donde se expone Caminar hacia la intuición, un trabajo que abarca “Los 15 de La 15”.

Son 15 proyectos realizados por el colectivo La 15 durante 15 años de trayectoria. El colectivo argentino-mexicano está integrado por Paula Natoli, Mariela Olmedo, Santos Cuatecontzi y Gerardo Pérez, quienes se la han roto para llegar a este punto de su carrera, ya que su trabajo consiste en acompañar procesos vinculados al campo del arte-educación en espacios públicos, lo cual es una chulada.

La 15 fue fundada en el año 2008 y crearon su propia mochila para poder trabajar con los barrios de la ciudad, pero en ese caminar se fueron dando cuenta de que otras cosas sucedían en los pasillos de los mercados, en las bancas de los parques y en los patios de las escuelas.

Fue justo en ese momento cuando se dieron cuenta que era importante acercar a la gente a lenguajes artísticos en los lugares específicos, pero era más importante lo que podían lograr a través de la interacción entre quienes se encontraban en un espacio común.

¿Pero hacer arte en un mercado? A mí muchos amigos que han viajado por el mundo siempre me dicen: “¿quieres conocer la cultura y mucho más de un lugar?, pues visita su mercado”, ya que son sitios referenciales de las colonias, por el comercio y, así como lo lee, estos artistas llevaron a los mercados sus procesos artísticos para lograr una resignificación de los lugares y con esto disponerse para la transformación de los entornos.

No es común ver artistas en los mercados, pues, como ellos me contaron, al principio eran extraños invadiendo el mercado, con su carrito. A este proyecto lo llamaron “Narrando lo invisible”, que buscaba la interacción con mujeres trabajadoras del mercado.

En la primera etapa trabajaron con 11 mujeres del Defensores de la República por medio de un dispositivo artístico-pedagógico llamado “La Diabla”, que consiste en un diablito de carga transformado y resignificado, que contiene una pieza de soporte para realizar dibujo, serigrafía, escritura y otras actividades.

Este proceso realizado en 2022 recorrió el mercado, acercándose a las mujeres trabajadoras, proponiendo actividades de lectura y escritura poética.

A partir de ese primer contacto se hizo evidente la necesidad de las locatarias de contar su propia historia. Fue así que las integrantes del colectivo rediseñaron el proyecto y se enfocaron en el levantamiento de testimonios de forma oral, para luego crear un podcast con cada historia; levantar por medio de la escucha los sentipensares y con ellos crear de forma colectiva un libro y una serie de mandiles con estos pensamientos impresos.

A partir de todo el proyecto notaron que temas como la maternidad, el territorio, el cuidado, el trabajo, la economía y la importancia social de su oficio eran los más recurrentes en las conversaciones que sostuvieron con las 11 mujeres trabajadoras que participaron en esta primera etapa.

La 15 no sólo ha creado una forma de acercar el arte a lugares donde eso no pasaría: mercados, museos, escuelas, parques y plazas públicas; se ha aventurado a dejar la comodidad para luchar y construir una realidad que ayuda a regenerar el tejido social.

Imaginemos. ¿Qué pasaría si este colectivo, con estos proyectos y acompañado de un modelo educativo, fuera una escuela? Año con año graduaría a miles de personas. ¿Y si año con año se sumaran a este proyecto más personas e iniciativa pública y privada?

A través de este tiempo el colectivo ha profundizado sus acercamientos en procesos colectivos mediados por el arte, la pedagogía y la comunicación en espacio público.

Esta cercanía con la gente es de suma importancia en la práctica artística del grupo, pues los cuestiona sobre su propio quehacer, manteniéndoles en atenta escucha y dejándose permear por los diferentes tipos de opiniones de las personas que asisten a sus espacios.

Lo que para nosotros pudiera ser un diablo para acarrear cosas o un carrito de tamales, ellos los han intervenido desarrollando algo llamado dispositivos artísticos móviles que irrumpen en la cotidianeidad de la gente, invitándola a sentarse ahí a decir algo, buscando la generación de un acontecimiento a través de talleres y dinámicas que buscan formar parte de experiencias significativas.

De gran trascendencia es el hecho de que las locatarias escribieran una frase en un mandil de algo que representara un hecho importante en su vida.

Por ejemplo: “Cuando yo agarré este local me emocioné mucho. Me decía: yo tengo que salir adelante. Es una misma la que se tiene que dar valor, aliento, para seguir adelante como mujer y madre soltera. Las mujeres podemos hacer lo mismo que los hombres; a lo mejor algunas no se atreven y quizás eso es lo que hace falta: atreverse a lo que uno quiere y sueña. Cuando hay trabajo, un oficio en la familia, todos tenemos que ayudar. Gracias a este negocio tengo cómo salir adelante. Tuve la fortuna de tener a mis hijos conmigo aquí en el mercado y me siento agradecida por eso, ya que muchas madres no tienen esa oportunidad de tener a sus hijos cerca para cuidarlos”.

Esta es sólo una de las frases que mujeres de estos sitios han compartido y que hoy están en una galería a los ojos del mundo, motivando y cambiando a otras mujeres como ellas.

Finalmente, es importante decir que para el colectivo estos procesos tienen como eje fundamental retomar las artes como algo cotidiano; que brinde la posibilidad de hacer presentes los aprendizajes y las experiencias de las personas; que sean un pretexto para el encuentro y el diálogo.

Y qué importante se vuelve difundir este tipo de proyectos artísticos que se atreven y arriesgan a llegar a lugares no comunes, irrumpiendo la realidad.

Imagino lo divertido que debe haber sido para los niños de los mercados encontrarse con este carrito de sueños, colores y gente luminosa.

La exposición se encuentra en la Galería del Palacio Municipal de la ciudad de Puebla hasta el 6 de agosto.

La curaduría y montaje fue llevado a cabo por el maestro Gustavo Ramírez.

Esta exposición ha sido posible gracias al apoyo del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP), de la Secretaría de Cultura de Puebla, Alas y Raíces, la UDLAP y la UPAEP.

Está abierta al público de forma gratuita de lunes a domingo de 10:00 a 20:00 horas.

El colectivo La 15 ha realizado proyectos y acciones en varios estados de la República, como Veracruz, Estado de México, Tlaxcala, Baja California, Acapulco y Guanajuato, así como en otros países, como Argentina.

¡Que pase el padrino de brindis!

La columna de esta semana ha terminado. Pueden ir en paz.

¡Escúchenme! de Lunes a Viernes en De Todo Un Poco con Ray Zubiri de 10 a 11 de la mañana en Radio BUAP 96.9 FM.

Contacto: director@revistapuebla.com y @RayZubiri en todas las redes sociales.

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